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MI ALBUM DE FIGURITAS

Blog Tehuelche Mi album de figuritas

En los años setenta los juegos de los niños se desarrollaban en la calle, como antaño; solíamos jugar “a la bolita” y “a los autitos”, que eran de plástico blando con un plomo atornillado en el techo, ruedas delanteras muy grandes que se hacían de cámara de camión, varios círculos de ocho o diez centímetros de diámetro por cada lado. Estos los jugábamos en la vereda, las que todavía eran de tierra en el caso de las bolitas y dando la vuelta a la manzana, en dispares veredas, en el caso de los autitos.

Otros, como “a la pelota”, la jugábamos en los campitos más cercanos (Parque Español o Bomberos) y “a la casita”, en terrenos baldíos llenos de yuyos altos (La Magnolia de calle España), donde además de charlar e inventarnos aventuras; hacer guerras con ruleros y bolitas de paraíso; cocinábamos a fuego papas y zanahorias dentro de una lata de duraznos usada, a veces también asábamos una o dos palomas que cazábamos con la gomera.

También teníamos diversiones crueles:

El Ring Raje que consistía en tocar el timbre de una casa y correr a escondernos en algún umbral o portal desde donde veíamos salir al vecino, quien no encontraba a nadie.

El Regalo, que era igual que el Ring Raje, pero le dejábamos en la puerta una caja con excrementos de perro y/o gato para sorpresa del dueño de casa.

Pero había un juego que salía de toda norma, se necesitaba un espacio más o menos cerrado donde no corriera viento. Debía ser un lugar accesible para cualquier chico del barrio, ya que para este juego se necesitaba público, hinchada y jueces espontáneos para dirimir cualquier conflicto.

EL JUEGO DE LAS FIGURITAS

Se jugaba con figuritas redondas de cartón, que podían ser de varios motivos: de jugadores de futbol, de personajes de televisión, de dibujos animados, etc.

Básicamente había tres tipos de juegos:

La Tapadita, que consistía en tirar las figuritas contra la pared, desde una distancia aproximada de un metro y medio, arrodillados en el suelo. Generalmente eran dos jugadores, alternando los tiros; el que lograba tapar cualquier figurita ya jugada, se llevaba todas, y nuevamente seguía otra ronda. No sé bien en que momento antes de empezar a jugar se podía cantar “Al Peluche tuyo y al mío no” y “Último cielito y tierra, y no vale más cantar”; en el primer caso significaba que el desprevenido debía jugar hasta la pérdida total de sus figus, y el que lo decía antes podía retirarse cuando se veía perdido; en el segundo, solo quería decir que el otro comenzaría primero; pero era vital decir “no vale más cantar”, porque había un recurso intermedio que revertía el turno, y era decir “Último cielito y tierra, atrás de la casita de Dios”. – Que locura…

Espejito al Tumbe, podían jugar dos o tres niños, cada uno ponía una figu parada en el piso contra la pared y por turno tiraban a “tumbar” a esas figuritas, el que lo conseguía se llevaba todas las figuritas jugadas hasta ese momento.

Por último, estaba La Arrimadita, un juego de más desgaste físico, ya que consistía en tirar una figu contra la pared y la que más cerca quedaba, ganaba; por lo que había que levantarse a recoger el premio cada vez y llevarse el escaso pozo de una sola figu (más la tuya).

El lugar ideal para jugar a las figuritas era en la ESCUELA, tenía todo lo necesario, público, jueces, hinchada y detractores. ¡¡¡Y lo más importante… LOS RECREOS!!! ¡¡Que eran cada 45 minutos!!

Jugar a Las Figuritas, estaba autorizado por las maestras y la dirección, porque no generaba más problemas que los tradicionales partidos de futbol en el patio descubierto. Era un juego de competencia pura, no exento de conflictos, pellizcos, codazos y cachetadas. Apasionante.

Antes de ir a mi historia personal con las figuritas, les recuerdo que el uso original de ellas era coleccionarlas y pegarlas en el álbum que salía cada año o temporada. Los kioscos y otros comercios vendían los “paquetes” que traían 5 o 6 figus, a veces de distinto formato.

Nuestra maestra de primaria, en la 496, era Ofelia Soria de Besani, una entusiasta del intercambio de figuritas con sus alumnos. Ella las juntaba y pegaba en el álbum de su hijo, que era menor que nosotros; sospechábamos que la que coleccionaba era ella. Aparte de educarnos y enseñarnos a comerciar, fue una gran maestra que nos enseñó cosas útiles para la vida. (Ver APARTADO 4)

Yo no era de coleccionar y llenar álbumes, solo tenia figuritas para jugar en la escuela, en el barrio o practicar en casa. Corría 1970 y el álbum que había salido se llamaba FIGURITAS COMICAS, que eran de personajes de caricaturas y dibujos animados. A mitad de la campaña tuve que ir a comprar varios paquetes, se ve que me habían “pelado” el día anterior. Fui a la librería de Muner y me compré veinte paquetes. Era bastante suertudo cuando era chico, mis padres me hacían elegir los números cuando había algún sorteo, me decían “el chanchito de la suerte”, aunque no era gordo ni me embarraba muy seguido. Pero tenía suerte, así que, para no romper la racha ganadora, abrí todos los paquetes y el resultado final fue: un vale por un reloj (de verdad) y la figurita difícil de aquel álbum, Frankie Junior.

El reloj lo vendieron mis padres en nuestra relojería de reparación y venta que teníamos en esa época. Gran parte del dinero me lo gaste dando paseos en burro en Carlos Paz en las vacaciones siguientes. Con Frankie Jr. hice el mejor negocio posible… se la cambié por cuatrocientas figuritas a un Figuteniente (Gran tenedor de figus), al que sólo le faltaba esa; a él solo le interesaba completar el álbum para ganarse la Pelota de Cuero nro. cinco, que era el premio mayor para los niños.

Cuando me vi con tantas figus pensé que eran muchas para jugar y que con tanta variedad podía comenzar a llenar el álbum. Así que lo compré y empecé a pegar. Cambie con otros compañeros para conseguir algunas que me faltaban, siempre llevaba la lista de las faltantes en un bolsillo y un “toco” de figus en el otro, para ser generoso en los intercambios y hacer negocio.

Conseguí completar felizmente casi todo el álbum…… ¡¡¡ pero solo me faltó Frankie Jr.!!!

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No se adónde iban a parar los álbumes completos, pero se los quedaba la distribuidora para que no haya comercio ilegal de “difíciles”. Pero, en realidad agradezco no haberlo completado; si lo hubiera hecho habría tenido una Pelota de Cuero nro. cinco, que en el mejor de los casos me hubiera durado un año.

Todavía tengo, aquí en España, mi álbum sin completar (ver fotos).

Hace más de cuarenta años tuve en la mano “la difícil”, después, fue la que me faltó.  Quise terminar algo y no pude, fracasé a los nueve años, quedé a las puertas de un final soñado.

PERO HOY TENGO CONMIGO A ESE TESORO IMPERFECTO; AL IGUAL QUE MI CUERPO; AL IGUAL QUE MI VIDA.

Walter Gaydou

Mayo de 2023

APARTADO 4

Ofelia es la autora de “LA GRAN BESANI”, sistema que utilizaba para detener el HIPO de un niño en clase; cosa muy molesta y distractora para toda el aula.

Consistía en hacer pasar al “hipante” al frente de toda la clase y doblarle el puño del guardapolvo para afuera, muy lentamente y solo diciendo muy despacio: – Ya se te va a pasar-. Cosa que resultaba altamente efectiva.

LA GRAN BESANI tiene un fundamento científico (no se si ella lo supo alguna vez); el hipo es un espasmo involuntario del diafragma, pero manejable y “curable” de diversas formas. Ella aplicaba la distracción, llevando a la persona a concentrarse en otra cosa. Al estar parado en medio de la clase, ser el centro de atención, sumado al atender el lento acto de doblar la tela y las palabras suaves, la mente se iba a otro lado y el cuerpo se olvidaba del hipo. – Genial.

Este procedimiento lo apliqué a lo largo de mi vida con amigos, parientes, hijos y personas variopintas que se prestaron a la práctica de esta fantástica técnica.

Siempre que lo hice, le atribuí ante el ocasional público, cuestiones mágicas; para hacerlo más interesante. Cuando fallaba estaba el consabido recurso de tomar agua del lado contrario del vaso, contorsionando el cuerpo hacia abajo, o el aguantar la respiración. Cuando nada de esto funcionaba recurría al poco efectivo “susto” , que terminaba con risas y todos olvidaban el tema.

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Walter Gaydou

Propietario y parrillero del restaurante Tehuelche Grill Argentino, disfruta no solo de trabajar en la parrilla sino también de escribir reflexiones que puedan ayudar a que este mundo sea mejor.

4 comentarios en “MI ALBUM DE FIGURITAS”

  1. Hermoso!!
    Aunque soy de otra generación (no tan lejana) me trajo muchos recuerdos de mis compañeros realizando todas esas prácticas figuristicas jaja. Gracias por compartir. 😊

  2. Hola Walter!!!
    Que entrañable, lindo recuerdo…
    Te imagine siendo niño, sonreí por ello, me entristeció ver a los de hoy. Tu recuerdo me llevó a los míos. Rayuela, las cuatro esquinas, cocinitas, toca puertas con regalos jajaja, el pañuelo, escondite, cromos, chapas, diábolo, trompo…… Me alegra leerte

  3. Que tiempos felices aquellos donde con juegos simples se aprendía gran parte de lo que se necesita para manejarse en la vida: compartir, relacionarse, sociabilizar, etc

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